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Bolsonaro en Brasil, año 1: destrucción del Amazonas, mucho ruido, débil crecimiento, mala imagen exterior

En 2019, la imagen de Brasil en el exterior ha empeorado visiblemente, igual que algunas políticas en educación y medioambientales. La economía ha crecido un poco, pero bastante menos de lo prometido. Português

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23 January 2020
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, durante la apertura del Debate general de la 74ª Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU)
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Foto: Alan Santos/PR. Flickr/CC BY 2.0. Algunos derechos reservados.

Los primeros meses del gobierno de Jair Bolsonaro parecían haber cambiado el tejido que constituye la sociedad brasileña. Algunos activistas tuvieron que abandonar el país ante las amenazas de muerte, mientras que los entusiastas sacaban pecho y se prometían, felices un cambio radical.

Al fin y al cabo, los bolsonaristas, aupados por el “antipetismo” habían acabado con más de trece años de hegemonía de la izquierda, que acabó despedazada por la crisis y por la corrupción generalizada que se apoderó del país.

El brasileño siguió yendo al bar a almorzar feijoada los miércoles y viendo los partidos de Flamengo los domingos. Pero la mirada a la mesa del lado era de desconfianza: ¿a quién habrían votado? Las cuentas de Instagram de figuras políticas estallaron. Las ‘bromas’ de familiares se convirtieron en motivo de pelea, y los grupos de WhatsApp, donde se solían compartir memes y fotos de los niños y los gatos, se convirtieron en verdaderos campos de batalla.

Todo lo que tejía esa famosa imagen del brasileño sonriente y bromista parecía ahora estar pendiente de un hilo.

Sin embargo, tras ese primer momento de sospecha y desconcierto, los últimos meses del primer año del gobierno de Bolsonaro trajeron silencio e indiferencia. El presidente continúa provocando fuertes controversias, pero las repercusiones de sus palabras ya son menores entre la gente.

En términos prácticos, la imagen de Brasil en el exterior ha empeorado visiblemente, como lo han hecho algunas políticas muy sensibles en educación o medioambiente, aunque la economía ha crecido un poco (bastante menos de lo prometido), saliendo a duras penas de una crisis difícil.

A continuación les proponemos una rápida visión del primer año del controvertido presidente ultraderechista.

El Amazonas y la imagen internacional

El mayor escándalo internacional al que se enfrentó el gobierno de Bolsonaro se produjo en agosto, cuando el mundo se detuvo al observar horrorizado los incendios gigantescos en el Amazonas.

Líderes políticos y organizaciones atribuyeron el incremento acelerado de los incendios a las políticas pro-empresariales del presidente Bolsonaro

Ante la destrucción de casi 1 millón de hectáreas de la selva tropical más grande del planeta, activistas, celebridades y líderes políticos de todo el mundo enviaron sus mensajes de alarma y solicitaron acciones al gobierno brasileño.

En ese momento, datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe) mostraron que, entre enero y julio del año pasado, se había quemado un área de 18,629 km² en la Amazonía brasileña, representando un aumento del 74% sobre el promedio de los 10 años anteriores para el mismo período (2009 a 2018), que fue de 10,665 km².

El aumento exponencial en la tasa de incendios en Brasil y la actitud despreciativa del gobierno generó una fuerte respuesta internacional, particularmente del presidente francés, Emmanuel Macron durante una reunión del G7, además de las organizaciones no gubernamentales (ONG) ambientales, que atribuyeron el incremento acelerado de los incendios a las políticas pro-empresariales del presidente Bolsonaro.

El gobierno relajó las políticas de protección ambiental, lo que incentivó la deforestación en el Amazonas a partir de enero de 2019. Parte de las promesas de campaña del presidente brasileño consistían en abrir el vasto territorio del Amazonas a la explotación empresarial masiva como una forma de impulsar la economía. Un agresivo plan gubernamental para desarrollar la región y luchar contra las organizaciones medioambientalistas fue filtrado por democraciaAbierta y causó gran escándalo.

La respuesta de Bolsonaro a las críticas de Macron fue negar la evidencia del aumento desproporcionado de los incendios provocados y tildar despreciativamente de “fea” la esposa del presidente francés. Meses después, Bolsonaro llamó "mocosa" a la activista adolescente sueca Greta Thunberg cuando ésta señaló el daño que está sufriendo el Amazonas.

Es difícil imaginar que la imagen de Brasil se recupere mientras Bolsonaro esté a cargo del país.

Paulo Guedes y la economía

La designación de Paulo Guedes como Ministro de Economía fue considerada el bastión de credibilidad del gobierno de Bolsonaro. Con una agenda liberal, Guedes, un “Chicago boy” neoliberal discípulo de Milton Friedman fue la apuesta de las élites brasileñas y mundiales para sacar a Brasil de la recesión.

Brasil creció un poquito en el primer año de Bolsonaro, pero bastante menos de lo prometido y esperado

La primera gran batalla fue la siempre pendiente reforma de las pensiones finalmente promulgada, no sin mucha controversia política, por el Congreso el pasado noviembre. La idea es que el proyecto ahorrará R$ 855 mil millones (US$ 210 mil millones) en 10 años, reduciendo la deuda pública e impulsando la economía al incentivar las inversiones en el país.

Pero a principios de 2019, las previsiones eran que Brasil crecería un 2,5% en el año. Sin embargo, el país creció solo un 1%, equivalente al crecimiento de 2017 y 2018. Guedes se justificó diciendo que este valor era lo esperado, considerando que la reforma a las pensiones se aprobó solo en la segunda mitad del año, pero lo cierto es que no consiguió la confianza esperada de los mercados internacionales.

"La primera torre que derribamos fue la del Seguro Social, que era una fábrica de privilegios insostenibles", dijo Guedes en diciembre.

Brasil creció un poquito en el primer año de Bolsonaro, pero bastante menos de lo prometido y esperado. En cualquier caso, las expectativas siguen siendo de mejora para 2020, con estimaciones de que el país debería crecer al menos un 2%, un alto porcentaje para América Latina en medio de la incertidumbre actual.

Sergio Moro y la justicia

Una de las figuras más importante en el gobierno de Bolsonaro, Sergio Moro, tuvo un año menos exitoso en comparación con Guedes. El Ministro de Justicia saltó de la carrera judicial a la política en 2019 al aceptar el cargo en el gobierno de Bolsonaro, bendecido como el héroe que metió a expresidente Lula en la cárcel. Esa pareció ser la pieza de caza mayor de la operación Lava Jato que Moro dirigía.

Bolsonaro basa su poder en palabras gruesas, demagogia y cortinas de humo, mientras prosigue la destrucción del Amazonas, la desigualdad extrema, el peor racismo y la violencia asesina de la policía en las favelas

El comienzo del fin de su status de "gran estrella de la administración" se dio en junio, cuando el medio independiente The Intercept, junto con otros medios de comunicación, empezó a publicar contenido resultante de una gran cantidad de material filtrado de mensajes intercambiados por miembros de la Operación Lava Jato a través de la aplicación Telegram.

Estos mensajes muestran una relación considerada corrupta por muchos entre el Ministerio Público, responsable de la acusación, y el entonces juez Moro.

La sentencia contra Lula cambió la imagen del Moro jurista y se asoció con la de un político, perdiendo el aura de figura neutral cuyo único objetivo era impartir justicia. Sin embargo, Moro sigue siendo popular, especialmente entre las élites brasileñas que se han beneficiado del encarcelamiento de Lula, su mayor pesadilla.

Moro sigue siendo el ministro mejor calificado del gobierno: el 53% de los encuestados califica su gestión como buena o excelente, frente al 23% que la califica de mala o muy mala, según Datafolha.

A pesar de perder su condición de héroe, Moro sigue siendo una de las figuras más esperadas para las elecciones del 2022.

Regresión democrática

Hasta ahora, y gracias a que la representación parlamentaria del ex partido de Bolsonaro (el PSL) con 53 diputados es muy minoritaria, pues es apenas el 10% del total de 513 diputados, el Congreso ha contenido los instintos autoritarios de Bolsonaro. Los parlamentarios rechazaron o no llevaron a debate una docena de propuestas radicales, como un proyecto de ley que permitiría a millones de brasileños portar armas y un proyecto para purgar las escuelas de ideología izquierdista.

Pero, como buen representante del ala más dura de la derecha que se inspira en Trump, Bolsonaro basa su poder en palabras gruesas, demagogia, descalificaciones duras y acciones agresivas, cortinas de humo para que prosperen los intereses más reaccionarios del país, mientras prosigue la destrucción del Amazonas, la desigualdad extrema, el peor racismo y la violencia asesina de la policía en las favelas.

Por eso, es importante que el brasileño no se acostumbre a las controversias de Bolsonaro. ¿Dónde quedó la ira y la indignación de la gente ante la inesperada llegada al gobierno del ex militar amigo de la dictadura?

En este momento, cuando el informe de The Economist Intelligence Unit sitúa Brasil entre las democracias en declive y mientras sigue sin respuesta clara la pregunta de ¿quién mató a Marielle (la concejala asesinada en Río hace casi 2 años)?, la indiferencia y la resignación de los brasileños son el mayor obstáculo.

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